Si
me
pusiera
a
escribir
sobre
mi
padre,
creo
que
no
terminaría
nunca.
Así
que
me
tomo
la
licencia
de
trasladaros
lo
que,
de
él,
escribió
su
buen
amigo
D.
Angel
Vela
Nieto:
Nunca
pude
pensar
que
mi
amigo
Manolo
Macías,
con
el
que
me
sentaba
la
noche
de
los
viernes
en
Casa
Cuesta,
en
aquella
improvisada
mesa
de
redacción
de
la
revista
“Triana”,
me
saludaría
cada
mañana
al
salir
de
casa
al
cabo
de
los
años
y
de
la
muerte.
Con
Justino
Matute
no
hubo
otro
historiador
de
la
importancia
de
Manuel
Macías
Míguez
para
la
antigua
crónica
de
Triana:
sus
estudios
e
investigaciones,
sus
planos
y
dibujos,
conforman
una
aportación
fundamental
para
quienes
deseen
conocer
el
pasado de este barrio universal.
Nació
el
maestro
el
día
22
de
octubre
de
1928
en
la
callecita
de
Duarte,
casa
número
5.
con
los
ocres
paramentos
sagrados
de
Santa
Ana
al
alcance
de
su
emoción
y
devoción.
Estudió
en
la
miguilla
de
Dolores,
en
la
plazuela
inmediata,
en
el
colegio
Cristo
Rey
y
en
el
de
los
Salesianos.
Su
padre
fue
mecánico
electricista
y
su
madre
maestra
nacional,
por
lo
que
intuimos
que
lo
más
importante
lo
aprendería
sobre
el
hule
de la mesa de la sala de su casa.
El
joven
Macías
hace
peritaje
y
a
la
edad
de
28
años
contrae
matrimonio
avecindándose
en
la
barriada
Coca
de
la
Piñera
y
luego
en
una
casa
al
otro
lado
del
río
por
“fuerzas
mayores”,
como
él
repetía.
Su
ausencia
lo
acerca
más
a
Triana
sentimentalmente,
interesándose
por
su
historia,
oscurecida
e
ignorada,
siguiendo
el
rastro
de
los
trabajos
de
Matute
y
su
catecismo
trianero
de
1818.
La
investigación
le
evade
del
frío
tecnicismo
de
su
labor
como
funcionario
municipal.
Saca
a
la
luz
las
primeras
reglas
de
la
hermandad
de
la
O,
y
en
1981
da
a
conocer
las
explosivas
crónicas
relativas
a
una
de
las
antiguas
industrias
locales,
la
de
la
pólvora,
libro
que
patrocina
la
Tenencia
de
Alcaldía
(otros
tiempos...).
El
mismo
patrocinador
hace
posible la edición al año siguiente de su obra fundamental:
“Triana, el caserío",
un
Manuel Macías Míguez (22-10-1928 / 8-05-2007)
Triana del Recuerdo