transformar
la
carretera
de
Extremadura
en
alcantarillas,
o
bien
sustituirlos
por
tramos
metálicos
para
facilitar
el
paso
de
las
aguas,
limpiar
la
Madre
Vieja
am
pliando
su
arroyo
a
15
varas
de
ancho,
y
además
la
construcción
de
un
malecón
que
partiendo
de
Chapina
terminara en la anterior carretera.
A
pesar
de
los
buenos
deseos
de
la
Junta
de
Defensa
los
acontecimientos
siguieron
su
curso
y
en
1926
se
acabó
la
Corta
de
Tablada,
comenzándose
posteriormente
las
obras
de
defensa
del
barrio
con
la
construcción
de
la
Dársena
y
nuevo
cauce
del
río
que
desviándose
por
Chapina
hizo
aparecer
nuevamente
la
Punta
del
Verde.
Se
abrió
este
nuevo
cauce
en
1948
des
pués
de
la
desastrosa
inundación
de
1947
que
tuve
la
desgracia
de
sufrir
procediéndose
a
con
tinuación
a
cortar
el
curso
de
las
aguas
por
Sevi
lla
con
objeto
de
hacer
efectivo
el
muro
de
de
fensa
de
Triana.
Allí
llegaron
los
burros
de
Juan
Muñoz
con
sus
angarillas
llenas
de
tierra,
las
barcazas
y
remolcadores
de
Obras
del
Puerto y todo el personal encargado de realizar aquel de
safuero.
Los
trianeros
vimos
asombrados
como
len
tamente
se
nos
iba
aquel
río
nuestro
sin
que
las
fuerzas
vivas
del
Barrio
y
de
la
Ciudad
hiciesen
nada
real
y
positivo
para
impedirlo.
Todo
se
re
dujo
a
airadas
protestas
del
Concejal
Delegado
de
Triana,
de
sus
peñas
culturales
y
de
otras
en
tidades
de
la
Ciudad,
como
asimismo
a
numero
sas
y
variadas cartas sentimentales en la pren
sa.
“Consumatum
est”.
Cuando
se
acabó
de
realizar
el
corte,
una
vieja
trianera
exclamó:
“Es
to
ya
no
es
un
río,
es
un
estanque’’.
Evidente
mente
con
el
muro
de
defensa
y
el
corte
de
Cha
pina
se
evitaron
las
inundaciones
de
Triana,
pe
ro
todavía
no
hemos
comprendido
los
trianeros
que
necesidad
había
para
cegar
el
curso
por
Se
villa.
Con
compuertas
adecuadas
en
Chapina
y
en
la
Punta
del
Verde
se
podría
haber
paliado
el
problema
en
épocas
de
i
un
muro
(¿Será
con
el
tiempo
el
muro
de
las
lamentaciones
de
Triana...?)-
que
los
vecinos
del
Tejar
del
Moro,
del
Haza
del
Huesero
y
otros
miran
con
horror
cada
mañana al levantarse.
Todavía
nos
queda
por
preguntarnos
con
esa
filosofía
nuestra
adquirida
por
el
tiempo
y
la
desgracia
si
será
la
corta
de
la
Cartuja
la
última
y
si
no
tendrán
otra
escondida
debajo
de
la
man
ga.
Porque
con
estos
proyectos,
según
parece,
sin
perspectivas
urbanísticas,
sin
futuro,
sin
or
den
ni
concierto,
sobre
la
Vega
de
Triana
con
los
que
nos
vemos
sorprendidos los trianeros una y otra vez cabe pensarlo todo.
Triana del Recuerdo