de
aquel
comercio,
la
desaparición
de
la
Cofradía
de
Mareantes
y
las
crecientes
crecidas
del
Guadalquivir
acabaron
por
arruinarla.
Fue
en
el
mes
de
junio
de
1787
cuando
se
dio
principio
a
la
construcción
de
un
gran
murallón
sobre
pilotaje
que
evitó
que
cayesen
al
río
muchas
casas
de
su
orilla,
cuyos
cimientos
habían
sido
batidos
por
las
aguas
de
tal
modo,
que
en
algunos
parajes
apenas
si
po
día
pasar
una
persona.
El
murallón
que
partía
desde
la
habitación
del
resguardo
del
puente,
se
continuó
en
años
sucesivos
hasta
la
calle
Duarte
construyéndose
en
su
longitud
dos
muelles
con
rampas
que
permitían
lle
gar
hasta
los
barcos
a
las
bestias
que
transportaban
los
efectos
de
embar
que
y
desembarque.
De
esta
forma
quedó
entre
el
río
y
las
casas
un
espa
cio
capaz
de
paso
para
tres
coches
pareados.
El
resto
de
la
calle
no
nece
sitó
de
esta
obra
de defensa, por encontrarse las casas más separadas de la orilla.
En
la
gran
inundación
de
diciembre
de
1796
padeció
considerablemente
el
murallón
que
se
abrió
en
diferentes
puntos,
hundiéndose
en
otros
el
terreno,
por
lo
que
hubo
de
ser
reparado.
Su
último
tramo
desde
la
calle
del
Puerto
Camaronero
hasta
el
compás
del
Convento
de
Los
Remedios
y
quizás
el
más
importante
de
todos,
desapareció
a
principios
de
siglo
por
el
abandono
y
ruina
de
sus
casas.
La
construcción
del
Puente
de
San Telmo acabó por marginarla a la altura de la de
Gonzalo de Segovia.
Se
desarrolla
esta
calle
en
la
actualidad
desde
el
Altozano
a
la
Plaza
de
Cuba.
Sus
bocacalles
son
Arfian.
Lugo,
Duarte,
Luis
de
Cuadra,
Troya
y
Gonzalo
de
Segovia.
Las
longitudes de sus tramos son las siguientes:
Triana del Recuerdo