Es
indudable
que
toda
la
orilla
del
río
de
Triana
estuvo
ocupada
por
lo
menos
desde
la
época
romana
por
las
actividades
de
los
pesca
dores,
barqueros,
pequeñas
alfarerías
y
por
un
apreciable
comercio
fluvial.
La
primitiva
vereda
que
por
allí
discurría
era
una
senda
difícil
por
las
irregularidades
y
fuertes
pendientes
de
su
orilla.
La
construcción
del
puente
de
barcas
y
de
la
for
taleza
almohade
supuso
un
fraccionamiento
en
dos
tramos;
uno
el
comprendido
entre
el
Altoza
no
y
la
zona
de
los
puertos
y
el
otro
el
que
sería
siempre
la
trasera
de
la
calle
Castilla.
El
puente
impidió
con
su
traza
el
paso
de
las
grandes
naos
a
este
último
y
mientras
el
primero
comenzó
a
poblarse
y
a
generar
riqueza,
por
el
creciente
au
ge
de
la
navegación
y
el
comercio,
el
segundo
permaneció
bastante
relegado
y
absorbido
por
la
capital
importancia
de
la
calle Castilla.
Sin
embargo,
para
Triana
su
orilla
se
señaló
siempre
desde
las
Bandurrias
hasta
la
Cartuja
de
las
Cuevas
y
en
toda
ella
dio
fe
de
su
presen
cia.
De
los
variados
nombres
con
que
se
la
cono
ció,
comienzo
por
señalar
el
de
“Calle
del
Rey”
primer
rótulo
que
tuvo,
hasta
ahora
inédito,
si
guiéndole
los
de
“Calle
del
Río”,
“Vera
del
Río”,
“Orilla
del
Triana del Recuerdo