LAS CAMPANAS DE LA TORRE (1806)
Como
la
mayoría
de
las
torres
de
las
Iglesias,
la
de
la
O
tiene
sus
campanas.
Son
pequeñas y de escasa identidad, pero, durante toda su vida han servido al Templo.
Ignorando
épocas
anteriores
sabemos
que
en
1806
la
torre
tenía
solo
dos
campanas.
El
día
7
de
abril
de
aquel
año,
en
acuerdo
general
que
hizo
la
Hermandad
para
tratar
de
visitar
enfermos,
se
señaló
como
la
campana
que
miraba
a
la
calle
Castilla,
se
encontraba
cascada,
sonando
mal
y
con
el
peligro
de
provocar
un
accidente.
Por
ello
se
estimó
de
común
acuerdo
el
que
se
fundiera
y
se
realizara
una
nueva.
Para
ello
se
buscó
a
Francisco
Fernández,
maestro
de
fundir
campanas
y
se
ajustó
con
él,
el
precio
de
la
operación.
El
metal
viejo
se
estimó
en
4
reales
la
libra
y
se
pagó
el
nuevo
a
7
reales.
La
campana
vieja
pesó
11
arrobas,
que
a
100
reales
la
arroba
daba
un
total
de
1100
reales,
y
la
nueva
arrojó
un
peso
de
12
arrobas
y
5
libras,
que
a
175
reales
la
arroba
daba
un
total
de
2135
reales,
pagando
la
Hermandad
la
diferencia.
Fundida
ya
la
nueva
campana,
se
trajo
a
la
Iglesia
el
día
28
de
mayo
de
aquel
año,
colocándola
en
la
torre.
Pero,
los
por
entonces
oficiales
que
gobernaban
la
Hermandad,
D.
Benito
de
Señas,
Prioste,
D.
José
Vidal,
Celador;
D,
Antonio
Díaz,
Hermano
Mayor
1º;
D.
Manuel
Rodríguez,
Hermano
Mayor
2º;
D.
Francisco
Acevedo,
Secretario,
y
los
Mayordomos
D.
Luis.........,
D.
Juan
de
Holmo,
D.
Juan
Ruiz
y
D.
Alexandro
de
Luna,
estimaron
que
aquella
campana
debía
ser
consagrada,
y
para
ello
hicieron
un
memorial
al
Sr.
Arzobispo.
Conocida
la
petición,
este
decretó
que
en
la
torre
había
de
haber
tres
campanas
en
vez
de
dos,
tal
como
lo
mandaba
el
ritual
romano.
Ante
aquel
mandato
y
al
no
estar
consagrada
la
esquila
de
la
otra,
que
doblaba
por
los
hermanos
difuntos,
se
optó
por
bajarlas
a
las
dos,
cosa
que
se
hizo
el
18
de
junio
y
llevarlas
al
Palacio
Arzobispal,
tal
como
lo
había
ordenado
el
Arzobispo.
Allí
se
colocaron
en
una
sala
cercana
al
oratorio
de
S.
Ilma.,
procurándose
la
tercera
campana
de
San
Agustín,
previa
licencia
del
Prelado.
Colgadas
las
tres
en
aquel
aposento
se
procedió
a
la
ceremonia
de
su
consagración,
en
la
mañana
del
día
19
del
dicho
mes
de
junio.
Toda
la
ceremonia
fue
realizada
de
acuerdo
con
el
ritual
de
la
época,
para
la
que
se
había
prevenido
todo
lo
necesario.
La
sal
y
el
agua
bendita
para
bendecidlas,
la
Triana del Recuerdo