anteriores
tuvo
gran
importancia
por
el
pasaje
de
barcas
y
muelles
de
su
orilla.
A
medida
que
creció
el
barrio
se
fue
po
blando
su
entorno
de
casas
y
actividades
y
en
sus
alrededores
se
estable
cieron
preferentemente
los
olleros
cubriendo
los
principios
de
las
calles
Pureza,
San
Jacinto,
San
Jorge
y
otras
cercanas.
Nunca
perdió
su
carác
ter
comercial
ni
su
nombre
que
perdura
hasta
nuestros
días.
Aparece
mencionado
por
primera
vez
en
el
padrón
de
1533
como
Altozano
de
Triana.
En
el
de
1665
se
conoce
por
Plaza
del
Altozano,
en
el
de
1691
Al
tozano,
en
el
de
1702
Altozano
de
Triana,
en
el
de
1705
Plazuela
del
Al
tozano
y
en
los
de
1706,
1794,
1821
y
posteriores
como
Altozano.
En
el
plano
de
Olavides
(1771)
no
se
rotula,
en
el
de
López
de
Lerena
(1788)
como
Altozano
de
Triana,
en
el
de
Sartorius
(1848)
no
se
menciona
y
en
el
de
Álvarez
de Benavides (1868)
Plaza del Altozano.
Tuvo
gran
influencia
en
su
carácter
la
presencia
de
la
gran
fortaleza
almohade,
construida
por
este
pueblo
como
protección
del
puente
de
bar
cas,
que
luego
fue
Castillo
de
San
Jorge,
siendo
finalmente
ocupada
por
el
Tribunal
de
la
Santa
Inquisición.
Como
lugar
característico
del
arra
bal
fue
reflejo
del
fuerte
espíritu
religioso
desarrollado
tras
la
conquista
y
así
vemos
como
en
tiempos
de
Enrique
IV
se
puso
una
lápida
en
el
án
gulo
que
formaba
el
muro
de
Castillo
con
la
plaza,
con
la
siguiente
ins
-
cripción grabada en letras góticas:
" El Rey Don Juan, Ley tercera " El Rey e toda
persona que topare el " Santísimo Sacramento, se
apee " aunque sea en el iodo, so pena de sesenta "
mrs. segund la loable costumbre de es ta Cibdad, o
que pierda la cavalga
" dura: e si fuera mozo de catorce " años arriba, que
finque las rodi-" llas, o que pierda todo lo que lleva-" re
vestido, e sea del que lo acusare.
(Esta
ley
coincidía
con
otra
similar
que
se
consigna
en
el
Ordenamien
to
hecho
por
Alfonso X en las primeras Cortes celebradas en Sevilla en octubre de 1252).
Presenció
el
Altozano
el
paso
de
Reyes
y
Triana del Recuerdo