conside
rando
a
la
par
la
elevación
del
nivel
de
las
aguas
en
tiempos
de
crecidas,
la
cota
del
tablero
del
nuevo
puente
se
fijó
en
una
altura
tal
que
la
plaza
del
Altozano
quedó
totalmente
hundida
con
respecto
a
él,
por
lo
que
hu
bo
que
volver
a
elevar
su
nivel,
derribando
para
ello
la
pared
del
Castillo
con
cuyo
material
se
procedió
también
a
construir
la
rampa
de
acceso
al
puente
así
como
otra
desde
la
calle
Betis
que
todavía
en
1851
se
estaba
terminando.
Con
el
derribo
total
del
Castillo
quedó
unida
a
un
gran
solar,
que
llegaba
hasta
la
calle
Castilla
con
la
idea
primaria
de
ejecutar
una
ca
lle
que
las
comunicara.
Más
tarde
y
con
motivo
de
estar
en
ruina
el
pa
lenque
se
decidió
establecer
allí
la
Plaza
de
Abastos
del
Barrio,
cuyas
obras
salieron
a
subasta
por
primera
vez
el
3
de
abril
de
1822
y
por
se
gunda
el
28
de
mayo
del
mismo
año
verificándose
el
remate
de
las
mis
mas
el
15
de
Julio.
Fue
en
1880
cuando
en
virtud
de
un
desgraciado
plan
de
alineaciones
de
las
calles
de
la
Ciudad
—que
ya
se
venía
gestando
des
de
aproximadamente
1860—
se
procedió
al
derribo
de
los
soportales
"que
afeaban la plaza" con lo que se produjo un cambio substancial de todo el conjunto.
En
1868
se
instaló
el
tranvía
de
mulas
en
Sevilla
y
la
línea
a
Triana
tu
vo
su
estación
en
San
Jacinto,
haciendo
parada
en
el
Altozano.
Con
pos
terioridad
se
sustituyeron
estos
por
los
de
tracción
eléctrica
y
para
dar
paso
a
las
líneas
que
iban
al
Patrocinio
y
pueblos
se
modificó
la
esquina
de
la
calle
San
Jorge,
junto
al
mercado,
desapareciendo
la
vieja
capillita
del
Carmen
y
comercios
famosos
como
la
Unión
Palentina,
el
estanco
de
Pestierra
(pariente
del
Bomba)
y
otros.
Pero
siempre
tras
una
y
otra
re
forma
el
lugar
perduró
como
centro
comercial
y
vital
del
Barrio
siendo
conocido
por
sus
puestos,
boticas y tabernas que ya pertenecen al recuer
do.
En
1620
se
señala
la
botica
de
Pedro
Garda
de
Soro,
en
1655
la
casa-corral
de
los
Amoladores
y
la
taberna
de
Pedro
Masote
y
en
1705
el
co
rral
de
Figueroa.
¡Desde
principios
de
siglo
se
conocían
allí
famosas
ta
bernas
como
la
de
Berrinche
(José
Sánchez),
¡el
Sol
naciente,
¡el
Sol
Ponien
te,
¡la
Perla
o
Perlita,
el
puesto
de
bacalao
frito
del
tío
Enrique,
la
farma
cia
de
D.
Enrique
Murillo
Herrera,
el
comercio
de
ultramarinos
“¡La
Unión
Palentina”
establecido
en
el
local
que
antes
fue
tienda
de
tejidos
de
D.
Pedro
Sainz
de
la
Maza,
que
luego
fue
propiedad
de
D.
Pedro
San
tos
y
finalmente
de
D.
Maximino
Alonso
Ramos,
estos
dos
últimos
pa
lentinos!
Desde
que
apareció
la
rampa
del
puente
de
hierro
en
la
punta
que
se
originó
en
su
terminación
Triana del Recuerdo