detenidos a todos los hombres. Excepto a mi padre que se encontraba trabajando, y que llegó cuando todo aquello estaba discurriendo. Al advertir lo que pasaba se dirigió primero al kiosko, donde le informaron y también le aconsejaron que permaneciera allí, cosa que hizo hasta que todo terminó. Este suceso le salvó con toda seguridad de una situación difícil, dado el antecedente de mi padre de haber sido presidente de la mesa electoral del colegio Republicano. Todos los hombres detenidos volvieron, felizmente a casa sin más incidencias, excepto mi vecino, del que no tuvimos más noticias.                         Discurrieron   los   días   y   mi   hermano   y   yo   volvimos   al   colegio,   en   el   que   las incidencias   acaecidas   eran   tema   frecuente   de   conversación   entre   los   niños,   como también   lo   eran   las   noticias   de   detenciones   y   de   personas   fusiladas.   Lo   mismo ocurría   en   la   calle,   en   los   entreactos   de   nuestros   juegos   infantiles.   A   través   del balcón   de   su   casa   vi   a   un   amigo   mío   vestido   todo   de   negro.   -Han   fusilado   a   su padre-   se   susurraba   entre   la   chiquillería;   y   yo   me   estremecí   de   pies   a   cabeza   ante una situación que no era capaz de comprender. De todo aquello me quedó un amargo sabor de boca y en aquellos momentos lamentaba en lo más profundo de mi alma lo que estaba ocurriendo en mi Barrio, con mis vecinos y amigos, y lo que más lamentaba era sentirme impotente para impedirlo. Rojos y azules; azul y rojo; y recordé aquel lápiz que guardaba en mi plumier. Una misma pieza con dos colores distintos que partían de un mismo centro, pero que terminaba en agudas y afiladas puntas, en extremo opuestos. Rojos y azules, comunistas y socialistas, republicanos y falangistas; izquierdas y derechas. Dios mío, cuántos conceptos distintos para justificar la barbarie, la quema de Iglesias, el destrozo de imágenes y las matanzas. Una gitana había exclamado: "No matar más hombres, que los hombres no se plantan como las macetas".
Triana del Recuerdo