prosiguiendo
pasado
el
1400.
La
época
medieval
crea
en
honor
de
la
Virgen
un
gran
número
de
textos,
de
toda
clase
de
himnos
—antífonas,
ritmos,
baladas
populares
en
las
casas
y
en
los
campos,
etc.—
como
también
aumentan
de
manera
increíble
las
advocaciones
con
que
se
le
da
culto.
A
partir
del
siglo
XV
es
cuando
se
desarrolla
el
periodo
más
fecundo:
las
cuatro
fiestas
principales
más
antiguas
a
saber:
la
Ascensión,
la
Inmaculada
Concepción,
la
Natividad
y
la
Asun
ción
se
ven
acrecentadas
con
otras
secundarias
instituidas
para
conmemorar
otros
sucesos
de
la
vida
de
la
Virgen
María.
No
hay
que
olvidar
los
numerosos
Santuarios
que
aparecen
en
toda
Europa
después
del
siglo
XIII
y
con
todo
ello
hemos
de
decir
que,
en
los
tiempos
modernos,
la
historia
del
culto mariano no ha cambiado esencialmente de fisonomía.
Con
respecto
a
la
aparición
de
la
advocación
de
la
Esperanza,
aparecen
numerosas
contradicciones
entre
los
estudiosos
de
este
tema
litúrgico;
siempre
se
vinculan
tres
advocaciones
cuyo
contenido
es
el
mismo,
pero
que
para
el
pueblo
suponen
tres
ideas
distintas
y
nos
referimos
aquí
a
la
«Expectación
del
Parto»,
«Esperanza»
y
la
«0».
Como
ocurre
la
separación
de
una
misma
idea
en
tres
calificativos
distintos
es
algo
que
ignoramos,
como
también
ignoramos
en
qué
fecha
toma
forma
la
Esperanza
y
aparece
en
Sevilla
y
concretamente
en
Triana.
En
nuestro
caso
hemos
de
decir
que
el
hecho
de
existir
una
imagen
en
una
ermita,
capilla
o
Iglesia,
en
tal
o
cual
fecha,
no
supone
existencia
de
Hermandad
o
Cofradía
ya
que
estas
pudieron
formarse
años
o
siglos
después
a
su
alrededor,
como
así
ha
ocurrido
muchas
veces
en
nuestra
Ciudad.
Esto
es
algo
que
comúnmente
se
olvida
y
que
conduce
al
error
de
encajar
sus
orígenes
en
fechas
inadecuadas.
Se
dice
que
la
Hermandad
de
Ntra.
Sra.
de
la
Esperanza
de
Triana
fue
fundada
por
el
gremio
de
ceramistas
a
finales
del
siglo
XIV
o
principios
del
XV
y
concretamente
por
algunos
en
1418,
aunque
ignoramos
las
fuentes
documentales
en
las
que
se
apoyan
tales
informaciones.
Es
preciso
aclarar
que
tales
artesanos
nunca
formaron
gremios
en
Triana
ni
en
Sevilla,
—por
lo
menos
gremio
reconocido—,
ya
que
sus
ordenamientos
no
aparecen
recogidos
en
la
Recopilación
de
las
Ordenanzas
de
la
ciudad
de
1527
mandados
hacer
por
los
Reyes
Católicos.
Por
otro
lado,
la
palabra
«ceramista»
no
es
muy
apropiada
en
este
caso,
ya
que
por
aquellas
fechas
estos
artesanos
eran
conocidos
por
el
nombre
de
«olleros»
y
aunque
había
una
fuerte
concentración
de
ellos
en
Triana,
también
existían
en
considerable
número
en
el
resto
de
Sevilla
y
sus
alrededores.
Aunque
sus
ordenamientos
han
sido
buscados
con
afán
por
los
Triana del Recuerdo