de
de
rechos
reales,
antes
de
pasar
a
Sevilla.
Esta
última
actividad
llegó
a
ser
tan
intensa
que
en
ocasiones
impedía
el
paso
de
los
que
salían
de
la
Ciu
dad
obligándolos
a
estacionarse
en
el
puente
de
barcas
con
grave
peligro
para
el
mismo,
por
lo
que
numerosas veces hubo de regularse aquel tráfi
co.
También
en
su
mitad
hubo
una
Cruz
sobre
peana
de
material
que
se
quitó
al
derribar
el
palenque
y
que
se
colocó
en
la
pared
del
Castillo.
Es
ta
Cruz
tenia
hermandad
con
altar
y
residencia
en
el
Convento
de
la
Vic
toria
y
allí
se
daban
sermones
todas
las
tardes
de
los
domingos
de
Cua
resma.
El
27
de
agosto
de
1812
las
tropas
francesas
hicieron
defensa
en
este
sitio,
el
día
en
que
las
tropas
españolas
al
mando
del
General
Cruz
de
Morgeon
conquistaron
la
Ciudad.
Por
la
muerte
de
un
sacerdote
en
esta
acción
—D.
Simón
Rodríguez—
y
de
un
oficial
inglés
se
levantó
a
su
memoria
una
pirámide
de
madera
que
se
erigió
el
19
de
septiembre
del
mismo
año
en
medio
de
la
plaza
con
variadas
inscripciones
y
cercada
de
rejas,
pero
que
duró
poco
tiempo
(Noticias de Félix González de León).
En
la
Semana
Santa
del
año
1802
sus
vecinos
presenciaron
el
insólito
espectáculo
de
que
al
pasar
la
Cofradía
del
Santísimo
Cristo
de
la
Sangre
y
Nuestra
Señora
de
la
Encarnación
(la
llamada
Palomita
de
Triana)
pa
ra
hacer
la
estación
acostumbrada
en
la
Parroquia
de
Santa
Ana,
la
ima
gen
del
crucificado
cayó
del
paso
haciéndose
pedazos
contra
el
suelo.
Entre
la
general
consternación
los
restos
del
crucificado
fueron
llevados
a
su
capilla
mientras
que
la
Virgen
prosiguió
hacia
la
Parroquia.
Igual
mente
en
la
Semana
Santa
de
1830
la
Hermandad
de
la
O
por
sus
desavenencias
con
los
clérigos
de
Santa
Ana
atravesó
por
primera
vez
el
puente
de
barcas
e
hizo
estación
en
la
Catedral.
El
paso
de
la
procesión
que
se
realizó
de
madrugada
y
con
el
mayor
sigilo
apenas pudo ser presenciado por algunos vecinos del
Altozano.
El
día
5
de
junio
de
1853
tras
la
celebración
de
una
solemne
función
religiosa
salió
por
la
tarde
de
su
Iglesia
la
Imagen
de
Gloria
de
la
Her
mandad
de
la
O
estrenando
en
aquella
ocasión
el
manto
orlado
de
armi
ño
que
le
había
sido
regalado
por
los
Infantes.
La
procesión
tras
discu
rrir
por
la
calle
Castilla,
llegó
a
la
Plaza
donde
aquellos
presenciaron
su
paso
desde
un
palco
que
se
había
dispuesto
cercano
a
la
vieja
capillita
de la Virgen del Carmen
que había sido bendecida aquel mismo día (V. Ca
pillita).
Triana del Recuerdo