Un
rio,
más
que
ningún
otro
accidente
geográ
fico
puede
determinar
el
destino
de
un
pueblo
y
aun
cuando,
no
todos
los
ríos
tienen
poder
para
crear
y
diferenciar,
el
Guadalquivir
si
lo
tuvo.
Con
su
traza
decidida,
atravesó
la
ancha
y
fértil
llanura
del
plano
de
Sevilla
y
la
dividió
en
dos
partes,
dejando
a
un
la
do
a
la
Ciudad
que
los
pueblos
primitivos
habían
fundado
en
uno
de
sus
brazos.
Sin
saberlo
y
desde
aquel
mismo
instante
aquel
río
hizo
posible
la
exis
tencia
de
dos
hijas
distintas
de
una
misma
madre;
Sevilla
y
Triana.
Sevilla
permaneció
en
la
margen
iz
quierda
ajena
a
aquel
incidente
que
había
ocurrido,
mientras
que
la
otra
margen
permaneció
desierta
hasta
que
por
propia
necesidad
de
aquella
surgió
el
arrabal.
Dos
hermanas
de
distinta
edad
que
frente
a
frente
se
miraban
en
sus
aguas
y
a
las
que
el
desu
no
trató
de
distinta
forma;
No
sirvieron
aquí
la
;
>
tan
traídas
y
llevadas
palabras
del
Padre
Floras
en
su
España
Sagrada:
“El
que
un
río
corra
por
medio
de
un
pueblo
no
basta
para
decir
que
son
dos...”,
porque
fue
en
esencial
el,
quien
las
diferenció
y
con
su
raya
divisoria
marginó
y
enclaustró
el
arrabal.
Si
él
no
hubiese
sido
todo
hubiera
sido
distinto,
pero
así
fue
y
solo
por
su
única
y
expresa
voluntad
nació
Triana.
Surgió
de
su
misma
orilla,
de
sus
mismas
en
trañas
y
a
él
estuvo
unida
toda
la
vida;
de,
él
sacó
su
sustento,
en
el
surgieron
gran
parte
de
sus
profesio
nes,
de
él
sació
su
sed
y
en
sus
aguas
día
a
día
vio
reflejada
la
muralla
de
la
gran
Ciudad
que
durante
si
glos
le
cerró
sus
puertas.
Por
todo
ello
de
siempre
lo
creyó
suyo,
lo
supo
Suyo
y
lo
ocupó
material
y
espiri
tualmente
con
sus
hombres.
Grande
fue
el
Guadal
quivir
no
solo
por
su
nombre
sino
también
por
sus
hechos.
Este
río
que
para
los
trianeros
comenzaba
y
terminaba
en
Triana,
ese
río
tan
querido
y
tan
odia
do,
que
dio
vida
pero
que
a
veces
sembró
la
muerte
y
la
destrucción,
aquel
de
los
barqueros
y
pescadores,
de
los
calafates,
de
los
rederos,
de
los
carpinteros
de
ribera,
de
los
camaroneros,
de
los
areneros,
el
de
los
mareantes,
el
que
hizo
posible
el
Comercio
con
las
Indias
y
la
grandeza
de
España
y
el
que
le
dio
ca
-
rácter y personalidad al Barrio... ese río nuestro, se nos fue.
Triana del Recuerdo