El
primero
para
admirar
el
valor
que
supone
firmar
y
presentar
un
escrito
como
el
que
se
informa
ligera
hasta
la
insolencia,
un
proyecto
aprobado,
sobre
el
cual
el
respetable
Consejo
de
Obras
públicas
ha
emitido
varias
veces
dictamen,
una
de ellas en pleno.
Para
tener
valor
semejante
no
basta
el
atrevimiento
sin
límites
de
la
ignorancia,
es
indispensable
algo
más:
es
preciso
que
la
pasión,
que
los
odios
de
campanario,
siempre
irreductibles,
influyan
con
predominio
absoluto
en
los
firmantes
e
inspiradores,
que
a
estos
hay
que
dirigirse
también
por
ser
los verdaderamente responsables
De
todo
aquello
se
originó
una
verdadera
polémica
para
cuyo
conocimiento
no
Triana del Recuerdo