ESTA ES TRIANA
Me
gusta
mi
Barrio.
Me
gusta
venir
aquí
y
pasear
por
sus
calles
y
sentirme
en
vuelto
por
este
pedazo
de
tierra
que
fue
mi
cuna.
Me
gusta
su
ambiente,
el
olor
que
despide,
el
color
de
las
paredes
de
sus
casas,
los
azulejos
de
sus
patios
y
fachadas,
las
macetas,
los
herrajes
de
sus
balcones
y
ventanas
y
el
decir
de
sus
hombres
y
muje
res.
Y
me
gusta
porque
como
a
todo
buen
trianero
me
gusta
Triana;
porque
forma
parte
de
mí
mismo
y
porque
yo
contribuí
como
tantos
otros
a
su
formación
y
cuan
do
llego
aquí
siento el orgullo de haber nacido y vivido en Triana.
Pertenezco
a
esa
singular
generación
que
sabe
de
dos
épocas
distintas.
Una
la
de
mi
niñez
y
juventud;
la
otra
la
actual.
Y
ambas
son
parte
de
mi
vida.
De
la
prime
ra
sólo
me
quedan
los
recuerdos;
de
la
segunda
lo
que
hoy
día
me
rodea.
Pero,
son
dos
épocas
tan
distintas
y
tan
opuestas
que
apenas
tienen
puntos
de
contacto,
y
es
esta
circunstancia
la
que
se
presta
a
la
comparación
y
a
la
que
a
veces
me
lleva
a
añorar
una
Triana
que
fue
y
que
no
volverá
más.
Era
una
Triana
sencilla
y
humilde
pero
llena
de
encanto
y
humanidad.
Si
nunca
tiempos
pasados
fueron
mejores,
sí
fueron
distintos
y
aquel
barrio
era
distinto,
tan
distinto
del
actual
que
apenas
queda
nada
que
lo
recuerde.
Pero,
¿por
qué
esta
preocupación
por
un
pedazo
de
tierra,
un
río,
unas
iglesias
y
cuatro casas y media...?
No
podría
responder
con
seguridad
a
esta
pregunta,
pero
es
evidente
que
busca
-
mos
insensiblemente
el
pasado,
como
si
en
él
se
hubiese
quedado
algo
de
nosotros;
como
si
una
parte
de
nuestro
ser
se
hubiera
quedado
atrás.
Y
ese
algo
intangible
e
inmaterial está ahí, latente y capaz de resucitar en cuanto nos lo propongamos.
Yo
quisiera
traer
aquí,
aquella
comunidad
perdida,
el
recuerdo
de
aquel
barrio
pasado.
Sé
que
es
un
problema
difícil,
muy
difícil,
y
más
difícil
aún
el
conseguir
que
su
conocimiento
y
el
conocimiento
de
los
grandes
valores
que
lo
animaron
llegue
a
las
Triana del Recuerdo