kiosko
de
periódicos.
Sólo
algunas
casas
notables,
algún
que
otro
corral
y
ligeros
detalles
no
recuerdan
la
Triana
que
fue.
Cuando
se
pasa
por
la
calle
Troya
se
echa
de
menos
el
Arquillo;
el
famoso
arquillo
de
la
que
fue
antigua
calle
de
la
Cruz.
Bajo
su
bóveda
pasaron
durante
siglos
los
trianeros
y
fue
uno
de
los
lugares
característi
cos
de
Triana.
Nunca
le
estorbó
a
nadie,
y
tampoco
ahora
era
un
obstáculo
insalva
ble,
pero,
cayó bajo la piqueta.
Su
río,
ese
río
nuestro,
se
vio
convertido
en
una
dársena.
Me
acuerdo
que
una
vieja trianera exclamó casi llorando al enterarse del corte de Chapina:
—Pero ¿por qué han cortado el río...?
—¿Qué crimen ha hecho o a quién le hace daño...?
—¡Esto ya no es un río; es un estanque!
Porque
para
aquella
mujer
el
río
era
su
padre
y
su
madre
y
sus
hijos,
la
razón
de
su
ser;
en
una
palabra,
toda
su
vida,
y
aunque
a
ella
sí
le
había
hecho
daño
¡ni
aun
así!,
podía
comprender
como
algo
tan
hermoso,
como
aquel
don
inapreciable
que
le
dio el Creador a Triana y a Sevilla, se podía perder en un instante.
Ya
no
corren
sus
aguas
por
Triana
y
la
dársena
se
ciega
lentamente
por
su
fon
-
do, y mucho nos tememos que dentro de poco veremos en seco al Puente de Triana.
El
progreso...
—pero,
yo
me
pregunto—
¿es
realmente
progreso
el
que
quita
al
hombre
valores
del
espíritu
para
trucarlos
por
otros
materiales
de
dudoso
orden?
Triste
cambio
éste,
sobre
todo
si
se
considera
que
todo
lo
que
se
pierde
será
muy
difícil de recuperar y quizás no lo recuperemos nunca.
Permitidme
que
os
diga
a
su
vez
que
el
progreso
no
tiene
nada
que
ver
con
la
destrucción.
Cuando
en
el
mundo
entero
se
habla
de
Historia
y
de
Arte,
y
se
escriben
miles
de
libros
sobre
estos
temas
y
miles
de
personas
viven
de
ello,
no
se
acaba
de
comprender
muy
bien
como
ocurren
estas
cosas.
La
Historia
y
el
Arte,
por
encima
de
lo
escrito
están
en
las
casas,
en
sus
muros
y
paredes,
en
su
Arquitectura,
en
sus
calles
y
en
sus
plazas,
en
nosotros
mismos,
en
lo
que
creamos
y
construimos
a
través
de
los
tiempos,
porque
son
la
vida
y
hay
que
contemplarlo
así.
Arruinar
en
un
ins
tante
por
un
mal
entendido
Progreso,
o
esnobismo,
o
quizás
también
por
una
pedan
tería
pseudo-científica
tan
de
moda,
el
recuerdo,
la
tradición
y
el
testimonio
tangible del pasado es un gran atentado contra la integridad de los pueblos.
Triana del Recuerdo